❁SER MUJER, HOY❁
La participación femenina es un hecho fundamental, tanto a nivel nacional como internacional, en todos los ámbitos del acontecer humano. Hoy se desarrollan grupos de estudio y círculos femeninos, celebraciones de la luna y, lo principal, se está creando una visión de integración desde lo femenino.
Por Silvia Selowsky*
La
condición de la mujer se ha transformado notablemente en este último
siglo. El movimiento feminista ha sido un aporte extraordinario a ello.
El movimiento de la diosa otro tanto, pero la lucha por la igualdad
social, sexual, política y económica continúa, si bien ahora es una
revolución pacífica.
Sin
embargo, existen aún muchos ámbitos, por ejemplo el laboral, donde aún
se aprecian grandes diferencias: las mujeres ganan un 30 por ciento
menos que los hombres en los mismos cargos. Por otra parte, existe
demasiada violencia familiar y masculina hacia la mujer: todavía
subsiste el femicidio.
Santas,
prostitutas, vírgenes, putas, brujas, magas, enlazadoras, creadoras,
pioneras, luchadoras, parteras, comadronas, yerbateras, sanadoras,
artistas, dadoras a la luz, dadoras de luz, esposas, madres, hijas,
hermanas, primas, amigas, hermanas de camino, senadoras, diputadas,
presidentas, dirigentas, profesionales, vinculantes, compañeras,
pachamamas, cambiadoras y cambiantes, las mujeres, con nuestra
flexibilidad, somos y le hacemos a todo…
Pero
también existe un grupo de mujeres a quienes no les interesa salir hacia
el quehacer mundano, que se quedan encerradas en su casa, dejan de
integrarse, sufriendo postergación y miedo de las “nuevas” féminas. Al
mismo tiempo, temen ser como las antiguas madres, abuelas, dueñas de
casa, lo que crea en ellas una contradicción permanente.
¿Vampirismo masculino?
En algunas
relaciones de hondo contenido patriarcal aún presentes en estos tiempos,
se agrega una especie de “vampirismo” de los hombres. En esta lucha por
la igualdad de lo femenino y lo masculino, el varón ha obtenido ciertas
ventajas, en algunos casos: “¿Querías libertad? Aquí la tienes”.
En
el caso de las mujeres, al manejo del hogar y de los hijos se suman sus
nuevas ocupaciones, que le juegan en contra. Su vida se ha convertido
en una “correría” cotidiana de un lugar a otro, incluyendo llevar a los
niños al médico, al colegio, hacer las compras, efectuar los arreglos de
la casa, el gimnasio, el spa, organizar la vida doméstica, social y
cultural de la familia. Trata de ser la esposa, la madre ejemplar, la
amante, con novedades permanentes en lo social y cultural de la familia.
Sigue teniendo todas estas obligaciones, a las que ha agregado el rubro
trabajo fuera de la casa; entonces, en algunos casos, no da abasto. Se
convierte en la “super woman”, pero no se la puede con tantas
responsabilidades y además, por un asunto de orgullo, se propone
responder a todas ellas con un nivel de excelencia.
¿Dónde
queda el tiempo para ella misma? ¿Dónde queda su “cuarto propio”, como
lo llamó la connotada escritora inglesa Virginia Wolf? La falta de
privacidad e intimidad agrega otro tema.
La pregunta, entonces, es: ¿Quisiéramos volver atrás? La respuesta indudable y a vivo coro es “noooooooo”…
Convocante y participativa
Por el
contrario, la mujer ha luchado por este empoderamiento y el liderazgo y,
en la medida que lo logra, siente un rol de igualdad en la sociedad que
la revela como pro activa, emprendedora, líder y realizada en muchos
niveles.
Además, lo
más fundamental es que no busca encontrar el poder a la vieja manera
patriarcal que implica vencedores y vencidos, es decir un dominador y un
sometido. Surge una visión más comunitaria e integradora: es la
confianza, el afecto y la confidencialidad que sabe crear lo femenino
que se hace cada vez más convocante y atractivo.
Esto se
explica por algunas tendencias de la mujer que la diferencian de los
hombres y que influyen en el desarrollo de estas nuevas posiciones. Es
una fortaleza femenina, una energía que se encuentra en nuestro ADN,
desde las antiguas épocas nómadas, cuando vagábamos juntas como hermanas
compartiendo todo con mucha armonía y espiritualidad.
Por otra
parte, poco queda de la dulce y sumisa mujer que esperaba al marido con
las pantuflas en la casa. Ella se ha transformado, a veces, en una
belicosa fémina que lucha en demasía por cumplir la diversidad de sus
nuevos roles. La amorosa y contenedora madre es también la eficiente
empresaria o abogada que dejó sus trajes vaporosos para asumir trajes
sastres y maletines y que, en todo momento, utiliza el Ipod o la
Blackberry mientras maneja o revisa la lista del supermercado o en
algunos casos hasta cuando se está bañando. Para qué hablar de las
interrupciones telefónicas de cada instante.
¿Cómo se
vincula esta nueva mujer con los arquetipos que la han retratado
históricamente? ¿Y con los nuevos, que le imponen habilidades,
ocupaciones y una intensidad de exigencias de estos tiempos, en los que
la tecnología ocupa un lugar preponderante?
¿Dónde
queda su ser esencial, que sigue siendo receptivo, flexible, armónico,
creador, contenedor, maternal, misterioso, oculto, abierto a la
diversidad y atento a vivir su ser Luna con todo su significado? En
muchas cosmovisiones se llama Luna a la menstruación.
El sistema
hormonal de la mujer guarda relación con algunas de sus características
más ocultas, que la diferencian en forma significativa de los hombres y,
por supuesto, también su conformación física y, en especial, su útero,
que es el órgano que le permite anidar a otro ser para convertirse en
madre.
En este
anhelo de igualdad -necesario por las condiciones imperantes, un
patriarcado desaforado que recién está cambiando desde hace unos 60
años-, y en esta transición que dificulta ver claramente hacia dónde va
la cultura de lo femenino para los próximos años, se produce una
confusión, una mezcla de roles y responsabilidades.
Transmutación en los roles
¿De qué se trata este momento, cercano a diciembre del 2012?
En estos
tiempos de evolución, parece haber una gran confusión del sentido del
ser mujer y de su rol y, especialmente, en el plano profundo y secreto
de su ser femenino lo que, por supuesto, se traduce en una dificultad
con su opuesto complementario, el hombre, que también se halla bastante
desorientado.
Las
palabras mágicas son la transición hacia el reconocimiento armónico y en
equilibrio de los nuevos roles femeninos, obviamente también desde ella
misma. La mirada frente al espejo que me revela quién soy y me refleja
en mis múltiples facetas y en mi participación en el mundo crece en
forma veloz y se enraíza dirigida hacia los desafíos de la era de
Acuario.
“Según las
profecías -no solo mayas, sino muchísimas otras-, es la mujer quien
tendrá el poder de crear la nueva era, por su mayor conciencia en el
periodo que los mayas llamaron ‘el tiempo del no tiempo’, que irá de
2012 a 2032. Desde 1992, el porcentaje de mujeres que ven el aura (seres
sanadores) en el planeta ha subido. Hoy es del 8,6 por ciento.
Imagínate que en 2014 sea el 10 por ciento. Significaría el inicio de un
periodo más transparente. Esta sería la dirección hacia el cambio no
violento –expresa Fernando Malkún, escritor y arquitecto guatemalteco-.
Desde 1992, la información vedada de los gnósticos, los masones, los
illuminati, está abierta para que se utilice en el proceso de cambiarse a
sí mismo… Los mayas dijeron que el sol iba a modificar las condiciones
del planeta y que generaría <eventos destino>”.
Los sucesos
como terremotos, tsunamis, huracanes, rayos, vientos y lluvias
inesperadas enfrentan al tema de la muerte, y el destino esencial se
torna más fundamental. La comunión a través de las redes se torna un
interés común de la ecología: la protección del planeta en todos los
ámbitos.
Mediante
estas sensibilidades, que están afectando a toda la Tierra, se está
iniciando un sendero común para hombres y mujeres, de ecología, derechos
humanos, humanismo, visión ampliada, portales hacia la era de Acuario
de largo alcance de los que las expresiones actuales y transformadoras
son un buen inicio.
Bendición del útero
Cada vez
más, la mujer desarrolla un camino independiente y hasta rupturista,
busca su propio destino asumiendo en mayor medida sus múltiples
potencialidades. Esto se aprecia en el arte, la música, el cine, las
ramas audiovisuales, la política, las profesiones, la religión, lo
científico y tecnológico y por último, la vida pública.
Por otra
parte, se producen las claves subjetivas, arquetípicas y universales
como la sintonización-bendición del útero, iniciativa de la autora y
facilitadora de talleres, la psicóloga inglesa Miranda Gray, las que
llaman a la unión y a la participación integral.
“Es un
regalo para todas las mujeres de cualquier edad a quienes les
gusta recibir esta energía para curar nuestra feminidad,
nuestro vientre y su ciclo, nuestra creatividad y fertilidad, nuestra
sexualidad y espiritualidad” expresa Miranda en el grupo que creó en la
Red para mujeres de todo el mundo, un mes atrás, el 7 de febrero.
“La
sintonización restaura nuestra pureza natural –continúa-, la belleza, la
abundancia y el amor, la creatividad y la magia, y nuestra sabiduría y
fortaleza. Nos libera del pasado, de la limitación de las
expectativas, de la culpa y el dolor, y libera el alma. Hace sentir la
alegría y la expresión del poder de las mujeres y su belleza. Se trata
de la restauración de la luz para las almas de las mujeres en un mundo
aún claramente duro y masculino”.
Silvia
Selowsky es periodista y escritora de los libros El oráculo de las
diosas, El despertar de lo femenino y de Símbolos y oráculos. Guía de
autodescubrimiento. Tarotista y terapeuta holística.
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