miércoles, 14 de marzo de 2012

El gran Femenino y el gran Masculino, los dos principios que le dan movimiento al Universo

Se levanta sobre la faz de la Tierra un nuevo amanecer.
La humanidad, de una forma u otra, espera algo nuevo de esta Era que acaba de comenzar. Estamos preparándonos para recibir los nuevos arquetipos que darán comienzo a una civilización más acorde al Plan de Dios. Todos miramos hacia el horizonte en espera de algo mágico y bello que vendrá como la promesa cumplida después de largos siglos de arduo caminar.

Pero hay una condición inevitable para que se produzca el cambio y pueda llegar a la Tierra todo lo que esperamos. Tiene que haber algo que contenga lo nuevo, algo vacío y en estado de recepción. ¿Puedes imaginarte un recipiente lleno de líquido al que se le quiera echar más líquido? ¿O una cabeza llena de ideas, emitiendo pensamientos todo el tiempo, a la que se le quiera enseñar algo? En los dos casos te hablo de un imposible porque para que algo pueda ser emitido tiene que haber un receptáculo dispuesto a contener. En otras palabras tiene que estar manifestándose la condición femenina. Lo femenino y lo masculino no se definen en base a las diferencias observadas en el sexo biológico únicamente, ellas son sólo una pequeña parte de la expresión del gran femenino y el gran masculino, los dos principios que le dan movimiento al universo.

Estamos saliendo de una Era predominantemente masculina, emisiva, emprendedora, competitiva, que ha con-dicionado la historia de la humanidad por medio de las guerras y el dominio de unas naciones por otras; delineando fronteras y buscando la solución de las diferencias por medio de la presión y la fuerza. Los valores femeninos han estado ausentes en la historia de nuestra civilización; lo masculino ha dominado siempre, ocasionando una falta de equilibrio. Pero ahora que nos encontramos en el umbral de un nuevo tiempo condicionado por la visión holística y global de la vida, hemos empezado a redescubrir el valor de lo femenino.
¿Te das cuenta que estamos en el umbral de una expansión de conciencia que nos permitirá ver la vida en sus dos polaridades complementándose en vez de compitiendo? Te hablo del fin de la guerra.

Tanto lo masculino como lo femenino coexisten en el ser humano sin importar el sexo que se porta. Todo hombre tiene algo de mujer y toda mujer tiene algo de hombre. Una mujer sin cualidades masculinas jamás sabrá tomar una decisión y un hombre sin cualidades femeninas nunca podrá contener ni sostener nada. La sabiduría está en mantener estas dos grandes polaridades en perfecto equilibrio. Hay momentos en donde hay que ser emisivos y hay momentos en donde hay que ser receptivos. Siempre que estas dos funciones se confunden crean conflicto. Si estamos en el umbral de una nueva civilización, para poder recibir las nuevas ideas, los nuevos arquetipos, tenemos que dar el cambio hacia lo femenino.

Nuestra civilización ha sido emisora de ideas, inventos, se han hecho grandes hazañas; las cualidades masculinas han dominado los intereses del mundo, en la mayoría de las veces, sin tener en cuenta si se depreda el medio ambiente o no. ¿Será ésta la razón del lamentable estado de nuestro planeta y su falta de conservación? ¿Te das cuenta que no es por equilibrio sino por supervivencia que, como humanidad, tenemos que asumir las características de lo femenino? ¿Te das cuenta del porqué se dice que esta era es femenina? No es porque la mujer va a dominar, ¡nada más lejos de la verdad! Es simplemente porque será emitida la nota de lo femenino para poder recibir lo nuevo.

Cabría preguntar: ¿por qué las cualidades femeninas se han tenido por inferiores a las masculinas? Todavía hay predicadores de buena voluntad que trabajan arduamente por un mundo mejor pero que afirman que la mujer es la tentación del hombre, que el hombre pecó por culpa de la mujer.
Aristóteles dijo: “La mujer es mujer en virtud de cierta falta de cualidades; Tomás de Aquino expresó: “La mujer es un hombre fallido”; San Agustín: “La mujer es una bestia ni firme ni estable” y Freud: “La mujer es un hombre sin pene”. Vamos a tratar de descubrir las ideas que han generado esta condición de inferioridad que ha afectado a la mujer de muchas maneras creando una dosis incalculable de sufrimiento en el mundo.

De diferentes maneras, la humanidad siempre ha buscado el mundo espiritual. Hasta prácticamente ayer se creyó que la materia era un estado inferior de la creación, algo contrario e irrecon-ciliable con el espíritu. La física moderna nos dice que el 99 por ciento del átomo es vacío. ¿Dónde está la materia? Ahora se sabe que materia y espíritu, o materia y energía son la misma cosa expresándose de diferentes modos. Este pensamiento revoluciona el concepto del mundo y une las dos grandes polaridades de espíritu y materia. Porque a través de los espacios interorbitales de los átomos llegamos al espíritu. Porque el espíritu es todo. Todo es divino, la materia tiene espíritu y el espíritu materia. Grandes pensadores modernos nos han señalado esta gran verdad. La compañera de Aurobindo, a quien llamaban Madre, decía: “No hay más que UNA realidad, no hay más que UNA vida, no hay más que UNA conciencia: lo Divino.

En la naturaleza, la mujer representa la materia y el hombre el espíritu; si creímos que la materia era pecaminosa, de ahí a pensar que la mujer es inferior y la tentadora del hombre sólo había un pequeño paso. Y, entonces, Moisés escribió el Génesis utilizando a la mujer como el símbolo de la tentación. Quedó establecida e institucionalizada la lucha entre las dos polaridades que lejos de complementarse compitieron hasta morir. ¿Te das cuenta del origen de las guerras? Si la base misma de nuestra sociedad es la familia y en ella están las dos polaridades compitiendo, desconociendo su poder de complementarse y cada uno tratando de que sus valores prevalezcan, ¿cómo podemos tener un mundo de paz si en la base misma de la sociedad se vive en guerra?

Pero todo esto está cambiando con el advenimiento de la Nueva Era. El Maestro Omraam M. Aivanhov anunció que la humanidad tiene que hacerse femenina para poder recibir lo nuevo, para que el reino de los cielos descienda a la tierra. En un mundo en donde el reino está en manos del materialismo egoísta, emitiendo constantemente formas para autosostenerse, si no logramos el cambio y nos ponemos receptivos, ¿cómo van a descender los nuevos arquetipos? Lo femenino es la fuerza capaz de cambiar las actuales condiciones del mundo por su poder de recepción y contención.

En el principio de nuestra carrera evolutiva el animal fue fecundado con la mente y nació el hombre. Ahora el hombre será fecundado con el amor y nacerá el superhombre. Para que se produzca esta fecundación tenemos que ser receptivos, tenemos que ofrecer un vientre capaz de ser fecundado para que nazca el hombre nuevo, el hombre solar, el hombre de Acuario.

¿Te das cuenta del porqué se dice que esta era es femenina? No es porque la mujer va a dominar, ¡nada más lejos de la verdad!. Es simplemente porque será emitida la nota de lo femenino para poder recibir lo nuevo. Y vendrá entonces una comprensión del valor de lo femenino, no para dominar, sino para ocupar su lugar al lado de lo masculino, creando el equilibrio perfecto que producirá un mundo nuevo, un nuevo génesis de belleza sinigual. Entonces tendremos, sobre la faz de la tierra, la nueva familia humana que manifestará el perfecto equilibrio, tanto en los roles del padre como en los de la madre, terminando la competencia y la guerra que tanto sufrimiento han generado.
Las dos partes se mirarán y se darán cuenta que son partes comple-mentarias de una unidad superior y la familia humana será expresión de la unión indisoluble y perfecta del espíritu y la materia. Y entonces las palabras del Cristo cuando dijo, “lo que Dios une, el hombre no lo puede separar” serán comprendidas en verdad.

Con amor y por el NUEVO PENSAMIENTO

Carmen Santiago

Read more:EF http://energiasfemeninas.ning.com/profiles/blog/show?id=3761689:BlogPost:920153&xgs=1&xg_source=msg_share_post#ixzz1p730Wfam

No hay comentarios:

Publicar un comentario